¿Qué es una estrella sino una simple idea?
Pocos podemos abrir una conversación con una pregunta que no va a ninguna parte, y que, sin embargo, está en todas partes.
Imagino que grandes pensadores se han preguntado siempre lo mismo sobre todo lo que existe: ¿el porqué?.
No sé si para qué, eso es también tan inútil como el qué, quién, cómo, o el cuándo; esas son preguntas para hacer historias, chismes, cuentos.
El porqué es necesario y a la vez es irreal, es un puente extendido entre diversas ideas que disfrutan seguir entrelazadas sin que nadie las vea.
El porqué es una estrella hecha de música y que emana luz. Tanto sonido se vuelve silencio y todo silencio encandila.
La música no es una estrella, es un don para poder conversar escuchando.
Conversar sin hablar, con el vaivén de sernos escuchados.
Y de ahí venimos, somos y vamos.
Entonces, ¿por qué la música?.
Para conversar sería la respuesta a mi idea.
Pero cada ser tiene una idea, que es única, que es válida y valiosa en sí y por sí misma.
Como ahora, que estamos de acuerdo, que no estaremos de acuerdo.
Yo puedo escribir la luz de una estrella en estas páginas y tú cerrarías los ojos.
O puedo seguir escribiendo preguntas al azar, mientras tu escuchas el silencio de mis letras, que se vuelven esa música que sólo tú llevas.
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