Tengo las manos llenas de aceitunas. En los ojos la memoria no me falla: hace un minuto se fue el año con sus esperanzas y varias lágrimas. Hace frío aquí dentro. Los cortes quirúrgicamente correctos me deslindaron de manos, pies y brazos. Justo en el momento en que tenía aceitunas para comer. Y todo para terminar en un refrigerador, mutilado. Mi lengua se la comieron los ratones. Dicen que estaba contagiado yo de algo. De vida.