No me tengo que vestir como "Usted". Puedo ser, pensar y sentir con los pies en la arena, mi vista se expandió, mis manos dejaron de tocar lo efímero, hoy siento la vida, no desde su aroma ni su dolor, tampoco desde su big bang euforia infinita, ni desde su elegante, asesina y brutal naturaleza definida desde el amor, menos desde ninguna clase de interpretación estoica, sólo creyendo que nada ni nadie me mira mientras duermo. Me veo yo, con eso basta. Acciono, me siento, y me percibo con mis ideas desde el día uno, desde el que me uno a la emoción de respirar, de contagiar verdades incómodas, perspectivas empalagadas de hechos y algún fenómeno electromagnético de conductividad "emocioelectrica" de la cuál dicen que estoy hecho, así como unos cuantos gramos de sustancias lícitas como alguna sal y corre que la vida se va.