La tomas o la dejas. Con acento y sobre el renglón. Con receso y con hora de la salida. Con calificaciones y descalificaciones. Con vida y sin convidar. Con dos panes con mermelada de fresa y crema de cacahuate. Con maestros y sin ellos. Con permiso y la pinta. Condenados y no. Con memoria y con olvido. Con lo que fuimos y con lo que somos. Con lo aprendido y con lo que dejamos ir.
El niño pide alivio. La rodilla está expuesta, hay sangre en donde no debería y pedazos de calle en el cuerpo. Todo gira. Esta vez no pisó el freno y sencillamente voló de sus ojos la fugaz silueta de un pequeño persiguiendo el balón. Se fue. Acelera. Adelante, lo que hecho ha quedado varias calles atrás. Sigue. Fluye. No se detiene. El charco es rojo, parecido al aceite de un auto nuevo. Una vena rota, calle abierta y el auto fluye a través. Adiós niño, al diablo el conductor.
Comentarios