No pienses y deja que la ola te lleve. Pánico. No me importa lo que piensen, digan o hagan. Sin pensar, emocionados por el simple hecho de estar tan vivos, como idealizados. Pero si no somos nada más que una partícula del universo: un verso sucediendo, sudando, existiendo, muriendo, doliendo, gozando y volviendo a no sentir, a ser un pedacito del espacio infinito, coleccionable y flotante micro mineral sin homeostasis, enterrado y lleno de energía; que en su unidad más simple es eso y nada: una idea.
¿Qué es una estrella sino una simple idea? Pocos podemos abrir una conversación con una pregunta que no va a ninguna parte, y que, sin embargo, está en todas partes. Imagino que grandes pensadores se han preguntado siempre lo mismo sobre todo lo que existe: ¿el porqué?. No sé si para qué, eso es también tan inútil como el qué, quién, cómo, o el cuándo; esas son preguntas para hacer historias, chismes, cuentos. El porqué es necesario y a la vez es irreal, es un puente extendido entre diversas ideas que disfrutan seguir entrelazadas sin que nadie las vea. El porqué es una estrella hecha de música y que emana luz. Tanto sonido se vuelve silencio y todo silencio encandila. La música no es una estrella, es un don para poder conversar escuchando. Conversar sin hablar, con el vaivén de sernos escuchados. Y de ahí venimos, somos y vamos. Entonces, ¿por qué la música?. Para conversar sería la respuesta a mi idea. Pero cada ser tiene una idea, que es única, que es válida y valiosa en ...
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